¿Beneficia a todos y no perjudica a nadie?



Jánovas. 50 años más tarde: el 10 de febrero del 2001 el BOE publica el estudio de impacto ambiental. El pantano no se va a hacer.

Fuente: Heraldo de Aragón, 12/01/2001 (http://www.heraldo.es)

Foto: Rafael Gobantes
De Jánovas sólo dejaron los muros de las casas para impedir que los vecinos volvieran.

I. VISCASILLAS Campodarbe
Emilio Garcés y su mujer, Francisca, son «los últimos de Jánovas». El sábado 10 fue para ellos uno de los días más felices de su vida. El estudio de impacto ambiental del pantano que se iba a construir en las tierras que tuvieron que abandonar a la fuerza ha resultado negativo y el embalse que iba a regular el río Ara ya no se va a hacer. La pesadilla que comenzó en 1951, tras la aprobación del plan de explotación y la declaración de utilidad pública de este embalse, había terminado. Ahora empieza la lucha por recuperar el daño ocasionado a toda la comarca del Sobrarbe y para conseguir un plan específico de inversiones que devuelva la ilusión al fértil valle del Ara.

El matrimonio formado por Emilio y Francisca recibió la noticia de que Janovás nunca se construirá al recibir una llamada de José María Santos, profesor de Guaso. «Me quedé como si me hubiera caído un rayo –dice Francisca, que cogió el teléfono–. Se la dije a Emilio y aun me dijo si no me había confundido».

Desde el 20 de enero de 1984, el matrimonio Garcés vive en Campodarbe, a escasos siete kilómetros de Boltaña, en el valle de la Guarguera. Muy cerca de Jánovas donde Emilio tenía un taller de zapatería y Francisca una carnicería. A sus 78 años, Emilio está convencido de que Jánovas volverá a ser lo que fue. Y que en este empeño participarán sus seis hijos y sus trece nietos, así como toda una comarca que siempre se ha volcado en defensa del único río importante del Pirineo que ya no será regulado.

«Nos hemos hecho viejos esperando esta noticia», comentaba ayer Francisca, «pero ahora está la segunda parte: cómo volvemos allí, después de la forma en la que lo han dejado todo». El destruido Jánovas sigue en su mente. A los vecinos les estropearon las cosechas a conciencia, les engañaron con las tierras que les daban a cambio de que se fueran, destrozaron el río, les dinamitaron las casas para impedir su vuelta y les cambiaron toda una forma de vida en beneficio del progreso. El matrimonio Garcés-Castro tiene muy claro que lo que ocurrió en Jánovas para que los vecinos abandonaran sus tierras fue «una salvajada. La expropiación se hizo de una forma míserable». Emilio Garcés pone un ejemplo. La hacienda de Severino Sierra Buesa, la más rica de la localidad y que había sido lograda tras décadas de trabajo, fue expropiada por 823.000 pesetas.

En sus recuerdos están los días de miedo. Los días de incertidumbre por lo que iba a ocurrir. De visitas a los gobernadores de Huesca Víctor Fragoso del Toro –con Franco– y Miguel Godia –década de los 80– para explicarles qué era Jánovas y qué significaba vivir allí. A pesar de todo, Emilio Garcés no pierde el humor. Sólo tuerce el gesto cuando se refiere a los ingenieros de Iberduero, a cómo actuaron los agentes de la Guardia Civil o el papel que desempeñó el ingeniero jefe del catastro de Huesca, Ricardo Abad Botella, «cuando bajaba el valor de las tierras», o de los testigos que se «sacaba» la Administración para decir que las tierras del valle del Ara eran yermas.

A pesar de todas las desgracias sufridas por los Garcés-Castillo, como ejemplo de todo lo que les ocurrió a las familias que vivían en Jánovas, tienen una fe ciega en el futuro. Emilio y Francisca siguen desvelándose por sus hijos y sus nietos. Ayer, su nieta Ara, de dos años, la mayor de su hijo Antonio, era el blanco de sus cariños mientras el pequeño Chuan, con apenas once meses, dormía en la cuna. La niña dice que es de Boltaña, pero que su padre es de «Jábobas». Su padre dejó caer que «si de verdad hubiera un verdadero diálogo entre el llano y la montaña», Jánovas hubiera sido un mal sueño. Y también tiene una esperanza. Que la Ronda de Boltaña al menos por un día, deje de entonar la «Habanera Triste» –canción símbolo de la lucha contra los pantanos– y entone una habanera alegre. Los cincuenta años de Jánovas bien lo merece.

Con Jánovas lo hemos conseguido. Con el pueblo de Mediano, en el Río Cinca no tuvimos tanta suerte

"Quien me iba a decir a mi,
que soñaba con el mar,
que en un maldito pantano
mi casa iba a naufragar".


De acuerdo con datos de la Confederación Hidrográfica del Ebro la población desplazada por embalses del Estado son 7.800 habitantes y 25 pueblos inundados. Teniendo en cuenta todos los embalses son 13.000 habitantes.

¿Solidaridad?

De acuerdo con datos de la Confederación Hidrográfica del Ebro el Ebro sufre los siguientes trasvases:

Ebro – Besaya, para la comarca de Torrelavega, reversible.
Alto de Tornos, desde el Cerneja (Nela) para pequeñas poblaciones de Cantabria.
Cerneja – Ordunte, para el abastecimiento de Bilbao.
Zadorra – Arratia, de las cabeceras del Zadorra para el abastecimiento del Gran Bilbao.
Alzania – Oria, desde cabecera del Alzania para usos diversos.
Carol – Ariége, en territorio francés, para aprovechamiento hidroeléctrico, con retorno.
Ciurana – Ruidecañas, desde el río Ciurana para la comarca de Reus.
Ebro–Campo Tarragona, para abastecimiento urbano e industrial del Campo de Tarragona.

Nos han 'dejau' solos

JOSÉ ANTONIO LABORDETA

Fuente: El País, http://www.elpais.es 14-02-2001

El ataque insólito contra los aragoneses por parte de las fuerzas mediáticas obedientes al Gobierno ha sido descomunal y, en algunos casos, la desvergüenza ha llegado a presentar al ministro del Medio Ambiente como si fuese el vecino del quinto para interpelar al presidente del Gobierno aragonés utilizando esa treta, un tanto miserabilizadora de su alcurnia, y ocupando el espacio que ese programa dedica a las preguntas populares y nunca institucionales. Pero la guerra ha utilizado todos los medios y maneras para, en primer lugar, dejar a los aragoneses en ridículo frente al resto de España y, en segundo lugar, denunciar toda la batalla como si hubiese sido orquestada por el PSOE para hacer tambalear a las fuerzas del PP.

Creo que desde el primer día el Gobierno se ha equivocado de medio a medio. Ha sacado un Plan Hidrológico que no pasa de ser un mero trasvase de aguas del Ebro a otras tierras necesitadas de ellas, de acuerdo, pero olvidando que Aragón tiene dos grandes esperanzas de futuro en su interior: el espacio y el agua. Hoy por hoy, el espacio sigue sobreviviendo al deterioro, pero el agua se ha convertido, en las manos del Gobierno de Aznar, en un compromiso para mejorar los faraónicos gastos de sus aliados del partido controlando las comunidades valenciana y murciana y escudando en la necesidad de esas aguas para regadíos cuando, y nadie lo ha negado hasta ahora, el agua, cuando llegue, se irá directamente a las manos de aquellos cuyas plusvalías económicas les permitan pagar el costo de esos hectómetros cúbicos encarecidos por las grandes obras públicas.

Y todos estos proyectos, sin una mala negociación con los afectados y sí con una prepotencia digna del mejor ejemplo de los años en que Fraga nos vendía, a los atemorizados españoles, aquellos famosos veinticinco años de paz de exilios, emigración y pobreza. Han sacado anuncios, casi a diario, en los diarios aragoneses, en las radios nacionales -fundamentalmente privadas- y en las televisiones. Un derroche de dinero sacado de los fondos estatales para convencer al país de lo brutos que somos y de lo insolidarios que resultamos los aragoneses.

Nosotros hemos perdido más de medio millón de habitantes -en un censo de poco más del millón y medio- precisamente porque las solidaridades impuestas nos han destruido la estructura de la provincia de Huesca a base de presas, pantanos y obligatoriedad de abandonar los pueblos para que sus tierras, si continuaban siendo trabajadas, no acabaran colmatando los nuevos embalses. Y con una mísera indemnización cientos de pequeños núcleos rurales han visto el abandono y su soledad. ¡Y luego hablan de solidaridad!

Y los que más hablan y pontifican y denuncian y acusan son todos aquellos que, conversos en su ideología militaron en una izquierda dogmática, ahora se revuelven desde sus columnas, o desde sus tertulias, contra esta acción que un pueblo, consciente de que el agua -el Ebro se hace gran río cuando le llegan las aguas del Aragón, del Gállego, del Cinca, de los Nogueras y del Segre, todos nacidos en los Pirineos aragoneses y leridanos- es su futuro y la defiende por ello con uñas y dientes.

Y la defendimos contra la misma dictadura cuando movilizarse era casi imposible y conseguimos detener un trasvase a Barcelona en el año 73, cuando los "augures" anunciaban que si aquella agua no llegaba, la ciudad moriría. Sólo hay que ir ahora a Barcelona para ver la gran mentira.

E igual es la gran mentira del ministerio, cuyo plan rechazan todos los técnicos, científicos y expertos en temas hidráulicos. Ni una de sus alegaciones se han oído por los mediáticos pesebristas del señor Aznar. Como es falsa esa falacia de que el río vierte una gran cantidad de agua al mar. En primer lugar, el Ebro es un ser vivo que necesita esa agua que hace que el Delta, que es otra zona viva, pueda mostrar todo su esplendor aunque en la actualidad ande por cotas muy bajas y, en segundo lugar, el cambio climático va a producir un descenso en los niveles de caudal, que en unos cuantos años -lo dicen los expertos- habrá que trasvasar agua desde la cornisa cantábrica para que el río siga vivo o se convertirá en un desierto. Como decía El Roto, trasvasemos aguas a zonas desérticas para desertizar aquellas que la tenían, y sobre todo si gobierna el PSOE.

Por el contrario, todos han ignorado la verdad y se han revuelto contra el presidente de la comunidad aragonesa por haber ido a Bruselas a denunciar el Plan, y el portavoz nacional del PP, señor Hernando, ha llegado a denunciar este viaje como una traición y un acto de deslealtad. Claro, que el desprestigio de las palabras de este señor ya quedó demostrado cuando nos acusó, a todos los aragoneses que participamos en la mani del 8 de octubre, de haber recibido una subvención del PSOE. Es la vieja tradición franquista de la plaza de Oriente la que les ciega la racionalidad.

Miren ustedes, señores del Gobierno, están llevando a todo un pueblo a un callejón sin salida y los toros, cuando no tienen escape, se revuelven violentamente. Ustedes, y sus vocingleros mediáticos, serán los culpables, si esto sucede, por no entender a España y no viajar, con los ojos abiertos, más allá de la M-40.

José Antonio Labordeta es diputado por la Chunta Aragonesista.