7.- PLAN DE PRODUCCIÓN y/u OPERACIONES

El plan de producción contemplará la forma en que se va a llevar a cabo todo el proceso destinado a generar los productos o servicios que la empresa va a ofrecer.

El proceso de producción supone la resolución al problema de acomodar las cantidades de recursos disponibles (o su búsqueda y obtención) para proporcionar las cantidades de productos (producción) que optimicen alguna función (cantidad, beneficio, mínimos costes, rentabilidad, rendimiento...). Todo ello se hace mediante las “tecnologías” de producción o función de producción.


En el caso de las compañías de servicios, los factores (recursos) que más condicionan la capacidad de proporcionar el producto son: disponibilidad de recursos físicos e instalaciones y recursos humanos. A ello debemos añadir la fuerte estacionalidad que se produce en la demanda de muchos de estos productos y que es causa de una gran descompensación frente a la disponibilidad de recursos y la capacidad para atender a los clientes. Por eso resulta de una gran importancia intentar influir en los patrones de comportamiento de la demanda (asunto que se deberá tener en cuenta en el plan de marketing).

El plan de producción recoge las cantidades de recursos necesarios en cada momento, la forma en que se utilizan y los momentos en que deben ser incorporados, así como los resultados obtenidos. Por tanto abarcará las actividades de compras, logística tanto interna como externa y planificación. El contemplar esta visión ampliada justifica la utilización del término operaciones que engloba todo el conjunto de una manera general.
Una de las cuestiones más importantes, en el caso de una empresa fabricante, será la selección de la ubicación de la planta, que deberá ser debidamente justificada en función de las ventajas que aporte el emplazamiento. Estas serán debidas fundamentalmente a la proximidad a los mercados de destino o a las fuentes de recursos disponibles, pero también, en no pocas ocasiones, por razones políticas o legales derivadas de incentivos o ayudas de las Administraciones. Esta decisión reviste la mayor importancia puesto que crea una dependencia seria para el futuro.

En el caso de los servicios, la función productiva se describirá mediante el proceso o procedimiento que describirá la forma en que se presta. En general requiere menos recursos materiales, pero cobran una gran importancia la información y los recursos humanos.

El plan deberá definir y programar todas las actividades y recursos necesarios, el momento en que deben estar disponibles, en qué cantidades y condiciones y cómo se incorporan en el proceso, todo ello a partir del conocimiento de la cuantía de productos que es preciso sacar en cada momento según un programa establecido. El punto de partida, por tanto, debe ser la previsión de la necesidad de producción, que necesariamente deberá extraerse de las previsiones establecidas en el plan de marketing. Es decir, en éste se determinan las cantidades que de cada producto deben estar disponibles en cada momento y el plan de operaciones describe cómo se llega a garantizar esta disponibilidad. Resulta obvio que ambos planes deben estar perfectamente coordinados y por tanto es lógico trabajar sobre ambos de una forma paralela, antes de su aprobación definitiva.

En un plan inicial resulta imprescindible describir la tecnología productiva que se va a utilizar y los medios que se van a emplear, sobre todo la fábrica e instalaciones y los equipamientos. En cuanto a la tecnología productiva, no sólo se trata de los procesos básicos, sino de toda la ingeniería de diseño de fabricación, por supuesto la distribución en planta (es decir la composición de la fábrica) y los procedimientos de gestión logística (almacén, gestión de stocks, transporte). También será necesario, al menos en cierta medida, identificar los principales proveedores o fuentes de suministros o al menos los criterios que se van a seguir para escogerlos.

Por último, es importante tener en cuenta la casi absoluta necesidad de implantar un sistema de gestión de calidad total. Típicamente surgió como origen en actividades de producción. Sin embargo su filosofía y técnicas se han extendido a todo el ámbito de la empresa y resulta muy conveniente adoptar este planteamiento. Aporta una valiosa herramienta de gestión y una guía muy útil para desarrollar la estructura de la empresa y definir bien las funciones de todas sus partes. Se pueden usar como referencia normas internacionales y nacionales.